No siempre me han gustado los niños pero tengo dos hermanos pequeños y poco a poco he aprendido a cuidarlos y a tener cariño hacia los niños. Desde los siete años he sabido cómo cambiar pañales y dar de comer a un bebé. Cuando me ofrecieron cuidar de un grupo de unos cinco niños no lo pensé mucho, me organicé y acepté la oferta. No tendría que cuidarlos por mucho tiempo tampoco, sólo unas horas.
Mi tarea consistió en entretenerlos y vigilarlos mientras dibujaban y jugaban con sus juguetes.Mi preparación podría considerarse mi experiencia con mis hermanos e hijos de amigos de mis padres. Además, me vestí con ropa que pudiera manchar por si acaso. Durante la primera hora todos los que sabían dibujar lo hicieron, mientras yo me quedaba con la bebé, intentando darle el biberón. Se pasaron las horas volando y esta experiencia me recordó a cuando mi hermana era bebé y yo la cuidaba con ayuda de mi abuela.
La verdad es que se aprende mucho de los niños. Ellos ven el mundo de una manera positiva y relajada, mientras que el resto nos agobiamos por las cosas más pequeñas. Aparte el Carpe diem es su vida ya que viven cada día sin saber si el siguiente va a llegar o no. También, me he vuelto a descubrir que para mi futuro quiero formar una familia y que cada día me gustan más los niños.
En general esta experiencia ha demostrado ser un desafío ya que me tocaba cuidar de un grupo de niños sólo con una amiga de ayuda, lo cual no es fácil si la mayoría tiene aproximadamente cinco años. He podido entrenar mi paciencia también y ahora sé que los niños se me dan bien y que puede ser uno de mis puntos fuertes. En el futuro me gustaría hacer otras actividades con niños e incluso durante más tiempo.
